viernes, 19 de diciembre de 2008

Ideas creativas en momentos criticos



Cuenta una leyenda de la Edad Media que un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se buscó un chivo expiatorio para encubrir al culpable.

El hombre virtuoso fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o nula oportunidad de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, no obstante estar complotado, cuidó darle al proceso todo el aspecto de un juicio justo. por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino; escribiremos en dos papeles distintos las palabras 'culpable' e 'inocente'. Tú escogerás uno, y será la mano de Dios la que decida tu destino". Por supuesto que el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: CULPABLE. la pobre víctima aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No tenía escapatoria.

El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. El respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo tragó con rapidez.

Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente "Pero, qué has hecho?...Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?". "Es muy sencillo" dijo el hombre. "Si leemos el papel que queda, sabremos lo qué decía el que me tragué". Con rezongos y rabia mal disimulada, debieron liberar al acusado y nunca más volvieron a molestarlo.

* Extraido de libro de Dr. Walter Dresel.

Imagen AVP

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