domingo, 8 de noviembre de 2009

Para qué un plan de empresa (plan de negocios)

Ya sea que vaya a utilizar herramientas más o menos sencillas (o más o menos sofisticadas) de análisis estratégico; sea por el despertar de la propia intuición; sea mediante la recolección de experiencias de otros o sea mediante la recopilación y asimilación de consejos de expertos (y no tanto), tenga en cuenta que siempre es conveniente tener su propio Plan de Empresa.

Si le atrajo el título de este artículo y decidió dedicarle algunos minutos para leerlo, es bastante probable entonces que ya se esté preguntando: “¿Qué es eso del Plan de Empresa?”. Bien, si Ud. es de las personas que como yo, sigue con frecuencia los artículos que se publican en este sitio, seguramente, leyendo el resumen, se habrá dado cuenta que existen otros contenidos donde sus respectivos autores han abordado este tema cuando tratan aspectos relacionados con el Plan de Negocios.

Para decirlo en forma muy simple, el plan de empresa es la presentación escrita de la idea del negocio o del emprendimiento, realizado de acuerdo con un cierto orden y método que pretende por sobre todas las cosas, ayudar a no olvidar nada importante (que todos los miembros de la familia aparezcan en la foto del recuerdo!), y que así se pueda tener una idea de todo el conjunto (tanto el gestor de la idea, como los demás).

Pero le propongo a realizar algunas pequeñas observaciones en torno a la definición “light” que le he propuesto. Empezando por el final (aunque parezca una controversia), hay que saber que no será fácil que el negocio sea una realidad y evolucione favorablemente si no se promueve una adecuada relación con el entorno, y se exterioriza adecuadamente esa “idea brillante” que quiere poner en práctica.

Un célebre autor de numerosos libros de Management y Administración - Peter Drucker -, decía que es probable que las innovaciones basadas en una “idea brillante” superen en número a todas las demás juntas. El cierre de cremallera (si si, de la bragueta hablamos), el bolígrafo, los aerosoles, el sistema para abrir las latitas de gaseosas o de cerveza, son algunos ejemplos de ideas brillantes que hoy casi pasan desapercibidas porque convivimos con ellas a diario (obviamente fueron revolucionarias en sus comienzos). Sin embargo, las ideas brillantes son la fuente de mayor riesgo y menor éxito de oportunidades para innovar; su “tasa de mortalidad” es enorme, y según el mismo Drucker, no más de 1 de cada 100 patentes de innovaciones de esta clase gana lo suficiente como para compensar los gastos de desarrollo de patente; y una proporción menor todavía, tal vez 1 en 500, gana “algo” de dinero. Estos ejemplos citados son para que vaya tomando conciencia de que las ideas brillantes con el tiempo pierden protagonismo, y que no todas son “el” negocio de su vida. De allí entonces, la importancia de contar con su propio plan de empresa.

Y si aun no está convencido, y tal vez usted es de los que se confía en que no vale la pena perder tiempo escribiendo porque “ya lo tengo todo acá, en la cabeza!” y además tiene cierta habilidad, tanta como para contarlo con entusiasmo, tal vez con más “éxito” que por escrito, como acostumbro a mencionarlo en otros artículos, no se enoje... pero está muy equivocado.

Desde el inicio de la “idea de negocio” hasta la consolidación con el tiempo de la empresa resultante, necesitará “contar” la idea a quien pueda ayudarlo financieramente a construirla (ya sean amigos, familiares, bancos, entidades financieras o el gobierno a través de ayudas y subvenciones). Si, si, generalmente tenemos algo de dinero para empezar, pero nunca es suficiente. Pues bien, para ello se necesita haber escrito en qué consiste esa “idea brillante” que quiere poner en práctica, a fin de poder comunicarse con otras personas e instituciones y transmitir claramente lo que quiere hacer (eso le da más tranquilidad a quien le prestará el dinero, porque recuerde que si pide prestado, tiene que devolver…). Aquí entonces aparece el primer beneficio inmediato de su Plan de Empresa: le servirá como tarjeta de presentación para “contarle a otros” la idea de su negocio.

El segundo beneficio del Plan de Empresa es precisamente, que sirva para “contárselo a uno mismo”. Esto no es una necedad, disparate, “gansada” o “bolazo”, o como quiera llamarle (consigné varios conceptos para quede bien claro). No es tan fácil como parece tener todo en la cabeza y, en todo caso, siempre ayuda a reflejar las ideas por escrito, siguiendo un orden preestablecido. Cuando uno se pone a pensar en ello, se da cuenta de que no es tan fácil demostrar lo grande o pequeño que es el mercado al que se quiere ingresar, o la cuota de mercado que puede alcanzarse en un tiempo determinado, o que los costos no son tan bajos como se pensaba (se había olvidado, tal vez, los gastos financieros, los costos laborales, los seguros, los transportes, etc.). Además, debe saber que difícilmente será el único (al menos por un tiempo seguro que no) que desarrolle actividades, por lo que inevitablemente debe tener presente los competidores más conocidos (algunos, 2 o 3 al menos) con los que tendrá que enfrentarse. Y a lo mejor, no ha percibido la existencia de otros 4 o 5 competidores “lejanos” que podrían hacerle más daño que los más conocidos y de los que “ni tenía noticia”.

Créame. Hasta las empresas más grandes se sorprenden cuando gracias a los planes de empresa o planes de negocios “dan” con ellos.

Si ya tomó la decisión de iniciar ese emprendimiento, lo más probable es que esté familiarizado con la forma en que se “maneja” el negocio en ese sector.

Sin embargo no es difícil que, tras la correspondiente reflexión sistemática sobre cómo están innovando los competidores actuales para sobrevivir, podría identificar algunas conductas que llamen la atención, y que antes no se conocían, y que o bien copiándolas o bien adaptándolas, pueden dar pistas para mejorar sus ventajas competitivas.

El Plan de Empresa puede seguir diversos guiones o formas. No existe un único y definitivo formato. En sí, no se diferencian mucho unos de otros. En todo caso, sí es importante tener en cuenta desde el principio, que se trata de un ejercicio serio, profundo, costoso y también dinámico. Con esto quiero decirle que no pretenda redactar un Plan de Empresa en un fin de semana.

Seguramente le llevará algunas semanas, o meses. Aun así, es una buena inversión. Intente siempre mirar con la perspectiva de que la empresa que se está creando deberá durar muchos años, que dará satisfacciones y dinero (y si, de eso se trata) a su creador, a sus trabajadores, a sus clientes y a la comunidad en la que va a ubicarse.

También debe tener en cuenta que además del tiempo, tendrá que disponer de algunos recursos económicos, sobre todo, en cuanto al análisis del mercado y de la competencia, para lo que quizás deba comprar algunas revistas especializadas en negocios, tal vez algunos informes comerciales, o puede que encargar parte del trabajo a algún profesional o una empresa consultora.

Planificar es un ejercicio dinámico, lo que quiere decir que el punto de partida, los elementos que forman el Plan y su resultado final están en permanente cambio. No pretenda que una vez terminado de escribir el Plan de Empresa, por muy cuidadoso y profesional que éste se haya realizado, permanezca inmutable por mucho tiempo. ¿Vale entonces la pena hacer el esfuerzo? Por supuesto que sí. Es más, precisamente porque el entorno está en continua evolución, es muchísimo más necesario contar con una herramienta que sirva como seguimiento y monitoreo de los resultados obtenidos frente a lo que estaba planificado. Y ésta, es la tercera gran utilidad o beneficio del Plan de Empresa, que es tan importante como las otras dos explicadas anteriormente.

Lo más importante aquí no es la cantidad sino la calidad. Aunque se trata de un Plan que habla del futuro, y no de un cuento, de una narración que describa el pasado, lo que contemple el Plan debe estar razonablemente soportado por buena información, recopilada de forma directa o indirecta, a través de publicaciones, estudios, artículos, asesores comerciales, …etc. Y también a través de una investigación directa llevada a cabo sobre el terreno en el que va a actuar.

Tomado de Gestipolis en http://gestiopolis.com/innovacion-emprendimiento/propio-plan-de-empresa.htm artículo de Marcelo Bonzón